Fue a finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuando Anton Van Leeuwenhoek, un comerciante de telas, construyó el primer microscopio. En realidad, su intención era observar la calidad del trenzado de las telas con las que comerciaba, y no se imaginaba el gran avance que su gran curiosidad, su interés y habilidad, a pesar de no tener formación académica, supondría en el descubrimiento del mundo microscópico, le cuando se fascinó al observar lo que él denominó “animáculos”, es decir, seres microscópicos, lo que hoy denominamos bacterias y protozoos.
A lo largo de su vida construyó miles de microscopios, fabricando una lente con la que conseguía un aumento de 240x, impensable en aquella época. Dichas lentes las regalaba a familiares y amigos, los cuales no valoraban el instrumento y algunos de ellos han aparecido en el fondo de un lago situado de su ciudad natal (Delft, Holanda).
Nunca dejó escrito como construía las lentes, aunque hoy en día se cree que era por calentamiento de pequeños fragmentos de vidrio.
El taller consistiría en fabricar las lentes que utilizó Anton Van Leeuwenhoek utilizando pipetas Pasteur y mecheros de alcohol, adaptarlas a su microscopio y observar los primeros microorganismos que observó Leeuwenhoek en agua estancada.
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Taller
De 11 a 14 años
De 14 a 18 años
Personas con discapacidad
Sociedad en general
Ciencias de la Salud
Mª Carmen Ledesma Alcázar
Laura Paniagua Muñoz, Francisco Manuel García Blázquez
Centro Universitario de Plasencia
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